Había una chica
que odiaba por ser ciega. Odiaba a todos, excepto a su novio amoroso.
Él siempre
estaba allí para ella. Un día ella le dijo a su novio:
-Si sólo pudiera ver el mundo, me casaría
contigo.
Un día, alguien
donó un par de ojos para ella. Cuando por fin retiraron el vendaje de sus ojos,
fue capaz de verlo todo, incluyendo a su novio.
Él le preguntó:
-¿Ahora que ya puedes ver el mundo, ¿quieres
casarte conmigo?
Dejo a su novio
en lagrimas y días más tarde él le escribió una nota diciendo: “Cuida bien de tus ojos, mi amor, porque
antes de ser tuyos, fueron míos”.
Así es como el
cerebro humano trabaja a menudo cuando nuestro “status cambia”. Sólo unos pocos
recuerdan cómo era la vida antes, y a quienes siempre estuvieron a su lado en
las situaciones más dolorosas.
¡La vida es un
regalo!
Hoy antes de
decir una palabra no amable piensa en alguien que no puede hablar.
Antes de que te quejes sobre el sabor de la comida piensa en alguien que no tiene nada que comer.
Antes de que te quejes sobre el sabor de la comida piensa en alguien que no tiene nada que comer.
Hoy antes de
quejarte de la vida piensa en alguien que se fue demasiado pronto al cielo.
Antes de que te
quejes de tus hijos piensa en alguien que desea hijos, pero es estéril.
Antes de
discutir sobre tu casa sucia a alguien por no limpiarla piensa en las personas
que viven en las calles.
Antes de
quejarte por las distancias que manejas piensa en alguien que camina la misma
distancia.
Y cuando estés
cansado y te quejes de tu trabajo piensa en los desempleados, los
discapacitados y los que desearían tener tu trabajo.
Pero antes de
pensar en señalar con el dedo o condenar a otros recuerda que ninguno de
nosotros está libre de cometer errores.
Cuando los
pensamientos deprimentes quieran derribarte pon una sonrisa en la cara porque
tienes vida.